lunes, 9 de septiembre de 2013

La locura

La locura a través de la historia....


La locura se define y se trata en cada cultura y en cada época de la historia de forma diferente y particular, según las ideas de la época. La locura puede ser vista como un dato histórico y social.





En la antigüedad era común creer que la locura era sagrada,  obra de los dioses.  Las divinidades enviaban la locura, como castigo o como venganza. En esta época, las personas no eran culpabilizadas por su trastorno; eran más bien consideradas como víctimas inocentes de fuerzas sobre las que no tenían control alguno.


Antigua Grecia

Tres dioses de la mitología griega estaban asociados a la locura: Até, Manía y Dionisos.


Até  era la diosa de la ruina y la insensatez. Personificaba las acciones irreflexivas y sus consecuencias, o los errores cometidos por hybris, o prepotencia. Los antiguos griegos creían que estas acciones inevitablemente llevaban a los hombres a la perdición o la muerte.





La diosa Manía era la personificación de la locura. Era enviada a los que no observaban las leyes sagradas y los volvía locos. Era ella la que empujaba a dioses y héroes a las catástrofes, y los impulsaba a cometer crímenes.








En la mitología clásica, Dioniso (en griego antiguo Διώνυσος Diônysos o Διόνυσος Dionysos) es el dios del vino, inspirador de la locura ritual y el éxtasis, y un personaje importante de la mitología griega. Aunque los orígenes geográficos de su culto son desconocidos, casi todas las tragedias lo presentan como «extranjero».

Fue también conocido como Baco (en griego antiguo Βάκχος Bakkhos) y el frenesí que inducía, bakcheia. Es el dios patrón de la agricultura y el teatro. También es conocido como el ‘Libertador’ (Eleuterio), liberando a uno de su ser normal, mediante la locura, el éxtasis o el vino. La misión divina de Dioniso era mezclar la música del aulós y dar final al cuidado y la preocupación. Los investigadores han discutido la relación de Dioniso con el «culto de las almas» y su capacidad para presidir la comunicación entre los vivos y los muertos.

Las fiestas dionisíacas del siglo XXI serían las prácticas que realizaban los discípulos de Dionisio Sin embargo los poseídos por “la fiesta” no son considerados como “locos” en la actualidad.






Edad Media: 


Con el advenimiento del cristianianismo, la locura fue conceptualizada como sinónimo de pecado, defecto moral. Se consideró la locura como el resultado de una posesión o un pacto con el diablo, como un efecto de la brujería.

El loco era considerado como alguien controlado por las fuerzas del mal, el exorcismo era el tratamiento utilizado.
En la Antigua Roma y luego en la Edad Media el loco no puede hacer promesas, ni tener palabra, ni testimoniar. Está asociado por estas incapacidades, al mudo . Se trata ante todo, de proteger los intereses materiales de los parientes. Numerosas incapacidades jurídicas se le imponen al loco.



 No puede disponer de sus bienes, de los que se encargarán sus parientes o su tutor; no puede rendir testimonio ante tribunales, ni hacer contratos. Sus promesas son nulas. A cambio, los parientes del loco deben garantizar su subsistencia y su guarda, en la medida en que se lo permitan las circunstancias económicas y su rango social. La incapacidad del loco debe ser declarada por la justicia, frecuentemente a petición de los parientes. Los locos extranjeros, sin sostén familiar, son expulsados pura y simplemente, a veces después de haber sido azotados.

 En la alta Edad Media, surge un enfoque “médico” de la locura. Se cree que los locos tienen una piedra en la cabeza -la piedra de la locura- que origina su mal. Realizan, pues, operaciones quirúrgicas, para extraerla. EL BOSCO, La extracción de la piedra de la locura





Más tarde surgiría una bestial práctica llamada lobotomía que consistía en interrumpir la corteza frontal del cráneo con el cerebro.
Renacimiento 

Con la llegada del Renacimiento se acaban los exorcismos y las trepanaciones de cráneos. Se opta por erradicar a los locos, sacarlos de la ciudad, de las calles, del espacio público, en un movimiento centrífugo. Se les deja recorrer los campos apartados. Otros son librados a su suerte en un barco sin timón ( stultifera navis ).

el barco de los locos



Edad moderna

Comienza la época de encierro, en los asilos y los hospitales generales. Los médicos cuentan con pocos conocimientos acerca de la locura y los espacios institucionales especializados no existen. Los espacios de la locura son compartidos por delincuentes, desertores, prostitutas, borrachos, etc. 



En la Edad Moderna se clasifica a los locos en 3 grupos: furiosos, deprimidos y tranquilos . A los furiosos , se los amansa mediante ayunos, palos y duchas frías. De no resultar, se los instala en el cepo. Como última medida, se les fija a un muro, mediante una cadena corta.
La costumbre de encadenar a los que padecen un trastorno mental sigue vigente en algunos lugares. 




En el siglo XVIII comienza a darse un trato más humano a los enfermos mentales. En París, Philippe Pinel, director del Asilo de La Salpêtrière, libera de sus cadenas a los enfermos aherrojados y confinados.


En el siglo XlX es finalmente considerada como una enfermedad. A partir de Pinel, el “loco” deja de ser considerado como un “ insensato ”, al cual no hay que escuchar ni atender, pues es completamente ilógico. Pinel explica el origen de las enfermedades mentales por la herencia y las influencias ambientales. Propone la creación de un cuerpo especializado de médicos, dedicados a la atención de los “alienados”. Pinel propone una “terapia moral”. Comienzan los avances en el conocimiento de la enfermedad mental.






En el siglo XX nacen dos concepciones diferentes de la enfermedad mental. 

La concepción bioligista: Algunos psiquiatras piensan que las enfermedades mentales son causadas principalmente por trastornos biológicos y genéticos. (Kraepelin, Bleuler) 



La concepción psicológica:  Otros médicos conciben los enfermedades mentales como trastornos propiamente psíquicos, desequilibrios que han de ser tratados con medios psicoterapéuticos, aunque puedan tener una base biológica. (Jaspers, Freud)


Freud inventa un nuevo papel para el médico y una nueva actitud: la de escuchar al enfermo y buscar el sentido de sus síntomas. Contra una psiquiatría organista que intenta trazar una frontera clara entre el hombre sano de espíritu y el alienado, Freud incorpora la locura al destino mismo del hombre. Sostiene que existe una continuidad entre la cordura y la locura.


Asimismo, Freud señala que las enfermedades mentales presentan analogías sorprendentes y profundas con las grandes producciones sociales del arte, la religión y la filosofía. “ Casi se podría decir que una histeria es una obra de arte deformada, una neurosis obsesiva es una religión deformada y un delirio paranoico es un sistema filosófico deformado.”




A pesar del avance de la psiquiatría, los enfermos mentales siguen sufriendo, en el siglo XX, un proceso de discriminación social. Surge en los años ‘60 un movimiento de ANTIPSIQUIATRÍA, que rechaza la psiquiatría tradicional. Psiquiatras como David Cooper, Ronald Laing y Thomas Sasz se oponen a los métodos terapéuticos como el electroshock, los comas insulínicos o la lobotomía, al maltrato, en general, de los “enfermos mentales” en los hospitales. Los antipsiquiatras rechazan el hecho mismo de su encierro. LA ANTIPSIQUIATRÍA


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